CÓLICOS DEL LACTANTE

Todos los padres y los que van a serlo han oído en alguna ocasión este término, y algunos de ellos incluso lo habrán sufrido. Como hay tanto dicho y escrito sobre este tema voy a  dar mi punto de vista de una forma sencilla.

Primero es importante acudir al pediatra al detectar los primeros síntomas, para poder descartar cualquier otra enfermedad que presente síntomas parecidos.

Una aclaración, se sospecha de la intolerancia a las proteínas de la leche (vaca o humana), no es lo mismo que la intolerancia a la lactosa, me explico: lo que llamamos intolerancia a la leche es una condición de alergia a proteínas de la leche (no a la lactosa), lo que genera problemas clínicos serios en lactantes (niños menores de año). En estos casos habrá que recurrir a leches de origen vegetal. La intolerancia a la lactosa no es una alergia, es una incapacidad de digerir el azúcar de la leche, y se desarrolla en edades mayores, generalmente después de los 2 a 7 años de vida.

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Podríamos decir que a pesar de todos los estudios hechos, la causa real de este trastorno se desconoce, voy a exponeros algunas de las mas aceptadas, aunque personalmente creo que no todos los niños son iguales y que por ello el trabajo con el bebé debe ser personalizado y por supuesto completo.

Cuanto mayor sea el esfuerzo que debe realizar el bebe para succionar, mayor será la cantidad de aire que ingiera y por tanto, mayor posibilidad de cólico. La posición de ambos debe ser lo más cómoda posible, por esto debemos vigilar que el momento de la toma sea en un entorno tranquilo, donde exista la calma, donde el pensamiento de la madre esté en lo que está haciendo, aprendiendo a disfrutar de ése momento tan íntimo con su bebé. No tengo ninguna duda de que el estado de la madre influye directamente en comportamiento del bebé.

No se ha demostrado mejoría en la toma de leche sin lactosa en los bebés con éstos cólicos.

El momento del día donde en mayor medida se suceden los cólicos es por la tarde, se apunta a que el motivo puede ser porque los adultos ya están mas cansados, menor paciencia, pueden llegar hermanos del colegio, etc., en definitiva hay mas “ruido” entorno al bebé que expresa un mayor nerviosismo de esta forma.

Por otro lado, el hecho de que desaparezcan en el 3er o como máximo en el 4.º mes nos lleva a apuntar a una inmadurez de todo el sistema digestivo…..esto solo lo soluciona el tiempo.

Desde el punto de vista de la Osteopatía queremos aportar otra visión, se cree que en el momento de la expulsión el cráneo del bebé se ve sometido a fuerzas que pueden presionarlo comprimiéndolo, afectando a nervios que atraviesan la base del cráneo (como el N. Vago) y se dirigen a inervar el Sistema digestivo. Por todo esto, tenemos un sistema nervioso y digestivo (íntimamente unidos) inmaduro y sobreestimulado tras el parto.

A estas molestias tenemos que añadir tensiones en el tórax, columna vertebral, base del cráneo y primeras cervicales del bebé, que interfieren en la correcta función del organismo (como ocurriría en un adulto). Estas disfunciones hacen que la leche materna no se procese bien, fermente y genere más gas. Si además la mamá padeció (y/o sigue padeciendo) estrés, fuma, toma verduras como las coles, repollo…, cafeína en exceso, bebidas carbonatadas, plátanos o comidas muy picantes, es más probable que el bebé desarrolle los cólicos.

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El tratamiento osteopático consiste en evaluar las zonas de tensión en el cuerpo del bebé, y en aplicar técnicas muy suaves y precisas en esas disfunciones, para eliminar esa tensión, haciendo especial hincapié en la cabeza (técnica sacrocraneal), el diafragma, (músculo principal de la respiración) para permitir la expulsión del aire y relajar el estómago, y el intestino, relajando los músculos de su pared y calmando así la irritación.

Pero también como padres podemos ayudar a nuestros hijos, yo os recomiendo

  1. Tener mucha paciencia, aceptarlo como una etapa en el crecimiento y desarrollo del bebé que debemos afrontar con serenidad, tranquilidad y mucho cariño.
  2. Cuidar las técnicas y el entorno (íntimo, luz tenue, música suave, etc.) en el momento de la alimentación, también estimulando la expulsión de gases frecuentemente.
  3. Realizar masajes abdominales dos o tres veces por día sin esperar a que aparezcan los dolores, hacerlo como un momento de contacto y cariño con el bebé, movimiento pasivo de las piernas y/o directamente sobre el abdomen muy suavemente haciendo círculos en sentido de las agujas del reloj.
  4. En momentos de dolor intenso suele ayudar colocarlos apoyados en el brazo boca abajo, presionando con su propio peso sobre nuestro antebrazo.
  5. Debemos estar calmados, no dudes que vas a trasmitir tu estado al bebé, acarícialo y háblale suavemente.